Sin duda, es prácticamente imposible que no surja algún tipo de amistad entre los empleados de una empresa, como dicen por ahí: se vive en la oficina y se duerme en la casa. El hecho de compartir casi 10 horas al día con las mismas personas facilita que se creen lazos afectivos. Por supuesto, estos vínculos traen como consecuencia que el clima laboral de la oficina sea bastante cálido y, por lo tanto, las actividades deberían de fluir en forma eficaz e incluso entretenida.
Relaciones de amistad en el trabajo
Sin embargo, ese alto nivel de confianza puede tener un lado negativo. Al igual que en los tiempos del colegio, relaciones tan cercanas pueden terminar en desorden y, por consiguiente, causar una baja en la productividad de la organización.
¿Cuál es la situación real?
El hecho de trabajar con amigos favorece el compromiso, incrementa ese sentimiento de pertenencia para con la empresa y motiva al trabajo en equipo. No obstante, cuando surgen situaciones de conflicto suele ser difícil separar el aspecto profesional del afectivo. ¡No todo es color de rosa!
Hay que tomar en cuenta que es pertinente ponerle límites a la confianza a la hora de tomar decisiones de trabajo. Debemos evitar la agresividad, imponer nuestras ideas a la fuerza y perder el control… De no hacerlo podemos perder tanto nuestro empleo como nuestros amigos.
Por otro lado, no debemos confundir la amistad con el abuso. Existen personas que buscan aprovecharse del vínculo que tienen con algún colega o supervisor para obtener ciertos privilegios, ventajas y afines a costa de descuidar la responsabilidad que implica su cargo. Igualmente, el jefe/amigo que tenga favoritismos con algún subalterno en particular es igual de sin vergüenza.
Yo, en lo particular, en mi lugar de trabajo disfruto de una atmósfera de camaradería tal que hasta las horas extras pueden llegar a ser divertidas. Formamos un equipo que nos apoyamos en todos los aspectos y, sin ánimos de ser pretencioso, la palabra que nos define como empresa es sinergia.
¿Y Tú que opinas?